viernes, 15 de enero de 2016

¡Todos a clases, todos a la lucha!

Estimados colegas:

Respecto al inicio de actividades, desde noviembre lo único que está parado es la protesta profesoral. No es una crítica al gremio sino que todos priorizamos el 6D, de cuyos resultados deduzco que fue acertado el giro táctico 
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Dado que las condiciones de trabajo son responsabilidad de las autoridades y su capacidad de satisfacerlas es casi nula, debemos pensar en hacer cuantos giros tácticos hagan falta para encaminar nuestra lucha.

Como dijo el profesor del discurso vigoroso, la lucha no es por mantener un paro sino por mejores salarios y otras reivindicaciones.

No comparto el criterio ese de que si perdimos ochos meses podemos esperar otras semanitas, porque hablamos del futuro de esos muchachos. (Eso no lodijo ni lo insinuó Levy, se lo oí a otros)

De la acertada estrategia de la APUCV de integrarnos a la Intergremial solo nos quedaba el apoyo estudiantil y ese se acabó, me refiero respecto a la suspensión de actividades.

La estrategia de arruinar a la UCV fue un ensayo general de cómo arruinar a un país, teninedo éxito en ambos eventos. ¿Qué hacemos?

Una parte muy torpe de la UCV, por suerte pequeña, juega al debilitamiento de la APUCV. Yo creí y creo que el no inicio de actividades docentes de pregrado y el semi-inicio de las de postgrado iba a resultar desgastante, pero preferí expresarme en mi gremio para no hacerle el juego a nuestros torpes adversarios citados supra. 

Hoy creo que hay que regresar a clases ya. Las autoridades han presentado un plan de trabajo con respecto a las condiciones, no han hecho nada pero tampoco es que les sobre real para hacerlo. El país en ruinas con un presupuesto deficitario y una crisis de abastecimiento requiere que los sectores educados se pongan al frente de los problemas. 

Yo conocí el hambre por falta de real y la vi de cerquita el semestre pasado. Todos arrastramos un tango. Yo no se si tengamos fuerzas para insuflarnos la moral y el entusiasmo. Pero creo firmemente que hay que encontrarnos unidos en la lucha y no divididos en la táctica. 

Algunos preguntan ¿Cómo nos vamos a reincorporar con el mismo salario y las mismas condiciones? pudiendo preguntarse ¿Para qué seguir con una forma de lucha que nos está desgastando, dividiendo y que ya no da para más?

Yo no entiendo el silencio de algunos colegas frente al desastre que vivimos. Otros llegan a decir que en esas aulas se puede dar clases... debajo del agua también pero por muy poco rato. La carta de Matemáticas, leida en asamblea pública convocada por el Consejo de la Facultad, ni siquiera ha sido considerada por la razón legal que sea. No obvio eso.

Volver a clases no es ser sumisos sino más combativos y, adermás, más justos con los estudiantes. 

El martes va un referéndum, yo propongo que apoyemos la decisión que implicque un retorno inmediato a las aulas de clase, a esa aulas sin luz, con pizarras que parecen una pista de motocross y con varios pupitres rotos. 

Ojalá las autoridades se dijian a la Facultad diciéndonos que, a pesar de estar mal y pobres, van a meterle el hombro al asunto. Y si lo dijeron que nos lo refresquen con algunas precisiones de fechas. 

Sobre el salario y la hiperinflación, creo que ahora es que empieza el pleito.

No es un sarcasmo, lo deseo de todo corazón: Feliz año a todos

@rricardorios1

1 comentario:

Rafael Rodríguez-Altamiranda dijo...

Rico entiendo y comparto en parte. Sin actividades sin duda nos debilitamos más. Sin embargo, me cuesta continuar haciendo lo que llevamos años: solo resistir "bypaseando-le" la crisis a este gobierno miserable y hambreador, que no reconocerá ni en su "lecho de muerte" la real importancia de la universidad. La universidad venezolana es una "ciudad sitiada" y por sus pauperrimas condiciones ya somo casi medievales. Ponle tu los días que llevamos "sin agua y sin comida". La moral de "nuestro diezmado ejercito" está por el suelo. La pregunta es: qué discurso motivante dar? ante lo que podría ser nuestra última batalla. Perdido entre muchas dudas, me debato entre mi supervivencia familiar o el rescate de la casa donde "vencí mis sombras"