sábado, 4 de octubre de 2014

¡Ganamos!

Al escribir estas líneas, estoy ahogado en un mar proceloso de pronósticos muestrales. Se habla de directores de encuestadoras, en secretas reuniones,  cambiando de opinión a última hora para salvar la honrilla, veo futurólogas portadas de periódicos con resultados precisos,  me mandan pronósticos de hacedores de Sudokus, descubridores de la regresión lineal y  los infaltables datos que “vienen de adentro”, auténticos hijos de la desinformación planificada del gobierno. También están los datos finales de las encuestadoras de verdad, entregadas a la hermenéutica a fin de describir los arcanos del voto oculto y predecir algo, que para eso están. Larga introducción para aclarar que ni por encargo hago un pronóstico en retroceso, ya que hoy es viernes y esto sale el martes.

Cuando digo que ganamos es que los objetivos propuestos fueron logrados, espero que por mucho rato. La batalla electoral fue fundamentalmente ideológica, una confrontación de los conceptos amplios de la democracia progresista versus los rigores militaristas de mesianismo populista. La diversidad organizada, o no, contra el rigorismo, en duro debate de ideas, poniendo en alto relieve que este es un país que conjuga bien  la dialéctica entre la necesidad por satisfacer y la libertad requerida sin el sacrificio de los extremos. Cuando el extremismo asoma, la compensación toma la palabra. Más claro, los promotores de la polarización quedaron relegados ante el regreso a la palestra de la parte más difícil de la política: la moderación, la conjugación de intereses parciales en pro de del equilibrio mínimo para sobrevivir como sociedad en paz. Eso es lo que ganamos, por eso toda la campaña de Chávez (que bueno que ya se puede nombrar otra vez)  se convirtió en una de oposición a la mayoría que se estaba abriendo paso. El auge de la tolerancia como exigencia, del respeto como discurso, de la reflexión directa de los problemas concretos; marcaron la pauta de este debate. La paz, contra la guerra, la diversidad contra el mensaje único, que ni siquiera a pensamiento llega; están en el meollo de esta confrontación, insisto, ideológica.  Se pasó del agrupamiento en negativo a la ubicación para construir, no para sobrevivir sino para asumir el riesgo de dirigir con nuevas visiones la solución de los viejos problemas. Solo eso explica la amplitud de la gama política y social que apoyó a Henrique, solo el cabalgar sobre la cresta de esa ola de progreso nos permite comprender la dimensión titánica que el candidato adquirió, más allá de sus particularidades intrínsecas. Lo difícil pasó y ahora viene lo duro. Espero que a esta hora la incertidumbre esté en antaño y no en hogaño, que se sepan los numeritos y que todos estemos contestes con el CNE. Que ya podamos ponernos a solar el camino conquistado con los adoquines del progreso, con la mano extendida a los aprensivos. Ya Venezuela es otra, aquí cabemos todos. Vamos a trabajar en la reconstrucción. Paz. Como siempre, hay un camino.

@rricardorios1

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