sábado, 4 de octubre de 2014

Esto sigue.


Entramos de nuevo en campaña electoral, esta vez con el viento en contra, razón por la cual hay que buscar volar en vez de navegar. Del empujón de las primarias  al mamonazo del 7/O las cosas se nos presentan difíciles, pasto donde apacientan los ganados para todas las derrotas, sin ver que enfrente no hay quien celebre. La inminencia de estas nuevas elecciones nos ha hecho vivir todas las etapas del duelo, hasta las hemos superpuesto  de manera abrupta para superarlo con la debida velocidad. Como en toda tarea política, tenemos que analizar nuestras fortalezas y debilidades, que muchas veces son la lectura inversa de lo que pasa allá. Casi todas las denuncias sobre el ventajismo orquestado por el gobierno desde el CNE político fueron hechas y denunciadas por la MUD antes del 7/O, salvo la descarada participación del ejército en el proceso, ora para apoyar al PSUV, la más de las veces; ora para frenarlo, que también pasó; lo que hace más grandes y heroicas las  6.5 millones de voces de protesta que se alzaron contra el autoritarismo confeso. Un millón y pico más que en las parlamentarias, a pesar de todas las marramucias oficiales planificadas, como esa de poner la tarjeta “unitaria” uno de los traidores al lado de, y en apoyo a, la misma Reina Sequera que hoy impulsa a Jaua en Miranda, sin asomo de rubor y si mucho desplante de cinismo. Estamos en lucha contra un proyecto lentamente despótico y vengativo, no podemos darnos el lujo perder lo avanzado, sabemos que a muchos les costará votar de nuevo, que nadie viajará al país a colaborar con la victoria, que contamos sobre todo con los que entienden que la lucha continua, con los que saben que el PSUV está muy dividido por la sucesión porque éste es el último período de Chávez y que los intereses subalternos de ese saco de alacranes, Müeler Rojas dixit, serán más estorbo para la instauración del fulano estado comunal que las propias fuerzas democráticas. Los oficialistas están conscientes de que sin la fuerza del estado son tan débiles como nosotros o más, tal como lo demuestra la indiscutible fortaleza electoral del presidente: sin él no son ni tan grandes ni tan fuertes. Las calles siguen llenas de venezolanos protestando, con esa protesta es que debemos conectarnos para aprender allí cómo es que es la cosa. Con Henrique hicimos una campaña tocando al país preterido y crecimos. Venezuela ha sido dirigida con derroche e irresponsabilidad, hay de donde alimentar la fe en un cambio progresista, cambio que también impone una revisión profunda de nuestras formas de participación y de conducción, porque las derrotas son ricas en consejos y pobres en enmiendas; todos lo sabemos, pero pocos corregimos. Corremos el riesgo de perder en varias de nuestras gobernaciones, las luchas del pueblo contarán con ellas o no, mejor  si contamos con varias gobernaciones para fortalecer lo que con la unidad hemos conquistado. La ecuación es difícil, mejor para el pensamiento. Esto sigue, yo voy a votar.

@rricradorios1

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