Entramos de nuevo en campaña electoral, esta vez con el viento en
contra, razón por la cual hay que buscar volar en vez de navegar. Del empujón
de las primarias al mamonazo del 7/O las
cosas se nos presentan difíciles, pasto donde apacientan los ganados para todas
las derrotas, sin ver que enfrente no hay quien celebre. La inminencia de estas
nuevas elecciones nos ha hecho vivir todas las etapas del duelo, hasta las
hemos superpuesto de manera abrupta para
superarlo con la debida velocidad. Como en toda tarea política, tenemos que
analizar nuestras fortalezas y debilidades, que muchas veces son la lectura
inversa de lo que pasa allá. Casi todas las denuncias sobre el ventajismo
orquestado por el gobierno desde el CNE político fueron hechas y denunciadas
por la MUD antes del 7/O, salvo la descarada participación del ejército en el
proceso, ora para apoyar al PSUV, la más de las veces; ora para frenarlo, que
también pasó; lo que hace más grandes y heroicas las 6.5 millones de voces de protesta que se
alzaron contra el autoritarismo confeso. Un millón y pico más que en las
parlamentarias, a pesar de todas las marramucias oficiales planificadas, como
esa de poner la tarjeta “unitaria” uno de los traidores al lado de, y en apoyo
a, la misma Reina Sequera que hoy impulsa a Jaua en Miranda, sin asomo de rubor
y si mucho desplante de cinismo. Estamos en lucha contra un proyecto lentamente
despótico y vengativo, no podemos darnos el lujo perder lo avanzado, sabemos
que a muchos les costará votar de nuevo, que nadie viajará al país a colaborar
con la victoria, que contamos sobre todo con los que entienden que la lucha
continua, con los que saben que el PSUV está muy dividido por la sucesión porque
éste es el último período de Chávez y que los intereses subalternos de ese saco
de alacranes, Müeler Rojas dixit, serán más estorbo para la instauración del
fulano estado comunal que las propias fuerzas democráticas. Los oficialistas están
conscientes de que sin la fuerza del estado son tan débiles como nosotros o
más, tal como lo demuestra la indiscutible fortaleza electoral del presidente:
sin él no son ni tan grandes ni tan fuertes. Las calles siguen llenas de
venezolanos protestando, con esa protesta es que debemos conectarnos para
aprender allí cómo es que es la cosa. Con Henrique hicimos una campaña tocando
al país preterido y crecimos. Venezuela ha sido dirigida con derroche e
irresponsabilidad, hay de donde alimentar la fe en un cambio progresista,
cambio que también impone una revisión profunda de nuestras formas de
participación y de conducción, porque las derrotas son ricas en consejos y
pobres en enmiendas; todos lo sabemos, pero pocos corregimos. Corremos el
riesgo de perder en varias de nuestras gobernaciones, las luchas del pueblo
contarán con ellas o no, mejor si
contamos con varias gobernaciones para fortalecer lo que con la unidad hemos
conquistado. La ecuación es difícil, mejor para el pensamiento. Esto sigue, yo
voy a votar.
@rricradorios1
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