Siempre recuerdo con terror el cuento que Hannibal Lecter le echa a la
agente del FBI Clarise Starling sobre el silencio de los corderos cuando están
matando a uno del grupo, en una liturgia muy angustiante. Lo cito porque siento
que eso es lo que aspira el gobierno autocrático con su retahíla de presiones y
chantajes sobre aquellos a quienes se les ocurra siquiera mencionar que desde
el PSUV se está perpetrando la más gruesa y alocada de las violaciones a la
Constitución, en su larga lista de agravios y desacatos a la misma. Nos quieren
como corderos espectadores de nuestra propia muerte, sin que tengamos el menor
derecho a pataleo, salvo quizás que nunca nos tonsuremos la lana para ver si el
lobo antidemocrático se ahoga con nuestra frondosa pelambre mientras nos come.
El proceso contra Globovisión porque citó el art. 231 es un buen ejemplo de
ello. Acusan con demasiada liviandad de asesinos, golpistas y más a nuestros
diputados cuando preguntan cualquier cosa en la AN. Ni se le ocurra a usted
insinuar que el presidente está mal, porque los improperios y amenazas
desbordan los altos límites previos. ¿A qué le temen tanto? Yo creo que a que
quede de manifiesto que sin Chávez son muy poca cosa, a que necesitan de
romerías de tarifados internacionales y defensores de puestos públicos en
apurada manifestación, para simular que sobrevivirán a la famosa circunstancia
sobrevenida. Yo, como ciudadano, reclamo mi derecho a saber si el presidente
está apto para gobernar, porque una persona intubada y atiborrada de morfina no
puede estar sosteniendo reuniones de gabinete, ni firmando sesudas cartas a
Diosdado. Estamos frente a un inmenso montaje político destinado a comprar
tiempo para posicionar a Maduro como sustituto de Hugo, titánico trabajo de
maquillaje publicitario por cierto. No vamos a callar en la denuncia de
atropellos a la razón que culminaron, si es que van a culminar, con ese
galimatías del TSJ de que una persona incapacitad de hablar es quien decide si
está ausente, así no esté ni pueda estar presente. La luna del culto a la
personalidad está mostrando su cara oculta, el gran líder ya no puede gobernar,
sin él su régimen de fidelidades reales o compradas se resquebraja, aunque aún
sea poderoso. Nos quieren callados como los corderos de la película mientras
ellos adaptan caprichosamente las leyes a sus necesidades políticas y arman sus
pactos relegando nuestra soberanía a simple formalismo. No guardaremos
silencio, la crisis económica no se la vamos a perdonar, la corrupción no la vamos
a tolerar, la Constitución la vamos a
defender, así como las reivindicaciones populares. El drama terminal del
presidente no marca nuestras vidas, les amenaza sus puestos a ellos. El símbolo
cae frente a la realidad, no hay manipulación que lo pueda ocultar. Nadie les
cree el cuento de que todos asumimos el 10, están solos en su demagogia. Los
carneros que pretendieron asustar se preparan para embestir, por el bien del
país.
@rricardorios1
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