viernes, 17 de octubre de 2014

¡Defendamos la Academia!

¡ No más sueldos de miseria! Nuevamente, el gobierno pretende engañarnos con el pago incompleto de nuestro salario: 30% en lugar del 43,5% de las Normas de Homologación.

En su rueda de prensa, el ministro Acuña no menciona nada respecto a los acuerdos federativos, ni sobre el congelamiento del presupuesto. De nuevo las universidades nacionales pelearemos por un presupuesto justo. Esta vieja consigna la creíamos constitucionalmente enterrada, ya que la Autonomía está consagrada en la CRBV y su cumplimiento debería tener el correspondiente presupuesto para satisfacer este mandato.


Si a las FAB se les debe dotar de aviones AK y maniobras con rusos para cumplir con el mandato de la defensa de la soberanía; a las universidades se nos debe dotar de los recursos necesarios para garantizarle "el derecho al pueblo a tener una vida digna a través de una educación y una salud de calidad" (CRBV). Eso es imposible con un presupuesto congelado desde el 2006, lo cual ha traído una depauperación sostenida del ejercicio autonómico, la carrera docente y la calidad universitaria en general. Es inaceptable que tengamos que llegar a ser un profesor Titular a Dedicación Exclusiva para poder cubrir la cesta básica. La deuda de los pasivos laborales de los jubilados es menor que un par de donaciones "solidarias".

Cualquier TSU en un ministerio gana el triple que un Instructor DE, lo cual dice que los salarios de los ministerios son muy bajos y los nuestros paupérrimos.

Esto está condenando a la muerte por inanición a la carrera académica universitaria, tan cara a este gobierno en otros tiempos y tan vapuleada en el presente.

Como oímos en una asamblea, con más humor negro que maoísmo: la universidad se ha convertido en un tigre de papel, muchos la usan para completar los salarios más serios que se ofrecen afuera, dejando un pie acá por los beneficios complementarios de salud, ya colapsados y casi agotados financieramente.

En la Asociación de Profesores de la UCV hemos apelado a la mesa de negociaciones con OPSU, más que como una forma de lucha, como una metodología normal (ajustada a las Normas de Homologación) de relaciones en el seno del Estado; pero, luego de haber firmado acuerdos serios con ellos, la respuesta fue un silencio irresponsable por parte del gobierno y la burla cruel de ofrecer un miserable aumento del 30%. No caeremos en provocaciones, ni chantajes. Seguiremos profundizando nuestra lucha gremial por la conquista de un salario digno y de un presupuesto justo.

En esta defensa de la Academia las autoridades universitarias nos acompañan. La ola de indignación crece porque el gobierno incumple sus deberes constitucionales y nosotros exigimos el ejercicio de nuestros derechos. Los vientos de la justicia soplan de nuestro lado, es hora de movilizarnos.

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