Vértigo es la etiqueta que mejor
le calza a esta semana y pico que comenzó el 14 de abril en la noche. Con todo
en contra: el tiempo político, el ambiente electoral, la escasez de recursos
propios contra el poder de todo el estado; el país escuchó atónito el lacónico
pronunciamiento del increíble triunfo político de Henrique Capriles. Unas
cifras que no se tragó nadie, le dieron la mayoría a un personaje que dilapidó
un enorme capital político en menos de dos meses, a punta de errores y
demostrada torpeza. Cuando oímos que la brecha era menor que la mitad de los
márgenes de error de las encuestas, no pudimos menos que alegrarnos y empezar a
preguntarnos si las miles de triquiñuelas toleradas por un complaciente árbitro
electoral, esta vez si tenían incidencia en los resultados y se pidió revisión
del proceso en sus partes más íntimas. Luego de 14 años de hegemonía casi
absoluta, con un expediente de abusos electorales de todo tipo, no podía
Nicolás Maduro aceptar una victoria por estrecho margen que pondría en
entredicho su legitimidad y la gobernabilidad de su posible gestión
presidencial. Creo que pensando en eso fue que aceptó la auditoria esa noche,
luego se montó en un carrusel de errores y atropellos que lo llevó a lo que más
temía: de heredero a usurpador, de legal a ilegítimo.
Del otro lado, los sectores
democráticos se estrenan con un líder, una dirección política y una acción
firme, con una credibilidad tan alta que supo meterle sordina a la nacional
sensación de trampa y cambiar, en una declaración, de una marcha nacional a un
cacerolazo, dejando con los crespos hechos una criminal infiltración oficial
hecha con intenciones sangrientas. Venezuela se sintió resarcida en la voz de
su principal dirigente. Toda la parafernalia mediática oficial quedó en
evidencia, ninguna de las acusaciones temerarias inventadas por el tandem
fatídico-Ridríguez-Rizarrita soportó una avalancha de fotos por la red: los CDI
que ustedes quemaron, gozan de buena salud.
El estado hizo que todas las cabezas
visibles del estamento jurídico se pronunciasen por adelantado en contra de una
impugnación que no había ocurrido, anunciando que no han entendido lo que está
en juego. El CSB presentó sus alegatos, dándole al CNE una salida honorable,
luego de la impolítica proclamación express del 15-04-13.
Estamos en la encrucijada de
dialogar o dialogar, aislar el sabotaje de los violentos. En la AN un dirigente en descenso
trata de sobrevivir fascistamente, en las calles también. Los factores externos presionan para no perder
lo suyo, la defensa de la soberanía es con la paz en las manos. Reconocer lo
que haya que reconocer en esa revisión, retomar de la agenda social de Capriles
que sigue vigente, allí hay un camino de lucha para ampliar esta indiscutible
victoria política de la democracia. Que el pajarito pueda contener a sus locos.
Firmeza y prudencia será la definición que saldrá en el RAE de la palabra
sabiduría, si salimos en paz de todo esto.
@rricardorios1
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