martes, 23 de septiembre de 2014

Una fiesta trágica

Luego de la fiesta, sus propios amigos mataron a una maestra. Con tod las muertes espantosas que ocurren en Venezuela, una noticia así no dura nada, tal vez salga alguien diciendo que no hay justicia agregando, paradójicamente, que pide justicia; esto suele ser objeto de desprecio por el presidente quien torea su responsabilidad acusando a los medios de carroñeros, el muy cínico. Pero no es de la violencia diaria que quiero escribir, sino de algo que me mostró toda la maldad que albergan los hacedores de las guerras. Corría el año 1983, el  5 de abril fui invitado a una fiesta clandestina en Plaza España, Managua. Se conmemoraba una efeméride importante para las Fuerzas Populares de Liberación, la parte más grande del recién creado FMLN, cuyo jefe era el legendario Cayetano Carpio (Marcel). Fue un acto esquizofrénico, con mucho de misa roja, donde hasta nos hicieron oír una canción de Mercedes Sosa con el puño en alto, en absoluto y reverencial silencio, según ordenó un diácono guerrillero. Luego salieron Marcial y Nélida Anaya Montes, la igualmente mitológica comandante Ana María y nos dieron la mano a uno por uno. Me impresionó que las de Marcial fuesen más suaves que las de maestra. Marcial dijo algo acerca de la recién lograda unidad guerrillera en el FMLN y seguramente atacó al imperialismo, cosa muy razonable ya que esto pasó en plena era Reagan, y se fue como un suspiro. Pasamos a la etapa eufórica de la fiesta y descubrimos, con agrado, que nuestros jóvenes anfitriones eran unos bonchones como el que más. Vi al maestro de ceremonia, comandante Modesto, dándole unos giros espectaculares a la camarada Ana María. Sabíamos de las duras discusiones entre Marcel y Nélida sobre la integración de un comando unificado de guerra, pero todos éramos solidarios con el FMLN contra la barbarie fascista de Arena. La cosa duró hasta la madrugada y a media mañana nos llega la noticia: mataron a Ana María en una casa de seguridad en la carretera Sur, la estrangularon y le dieron 70 puñaladas. Conmoción general. Asistimos luego al sepelio en una plaza que lleva su nombre. En el acto hablaron Tomás Borges y Marcial. Los periódicos acusaron a la CIA. Marcial se va a Libia, los guanacos no creen nada de lo que les contaron. En el Nuevo Diario sale un pequeño giro: la mataron “como” si fuera la CIA, ya no había secretos: Modesto fue el asesino. La policía sandinista acusó al mismísimo Marcial de autor intelectual y allí comenzó un enredo que todavía subsiste. La primera versión fue que Tomás emplazó a Cayetano con las evidencias de su responsabilidad y éste se suicidó, otros hablan de fusilamiento. Recordé que Graham Greene dijo en un libro sobre Torrijos que Marcel mandaba a matar a cualquiera muy fácilmente. Luego, los sandinistas de corrompieron, Fidel fusiló a Ochoa y el mundo rojo siguió su senda sangrienta. Los cómplices históricos de estas barbaries hablan  en la AN con tonos de superioridad moral. ¿De donde la sacan? A mi el asco no se me pasa.

@rricardorios1

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