Al finado no le
importó dejar este país arruinado invirtiendo todo en la Gran Misión Vivienda.
Esa oferta de milagros, con muchos milagreros en cola y muy pocos beneficiados,
le dio claros réditos electorales el 7 de octubre. Desde entonces, la economía
venezolana entró en barrena y hemos sufrido la más severa época de carencias de
productos básicos de nuestras vidas. Al heredero no le dio tiempo, para el 14A,
de acumular capital para repartir y logró una victoria muy cuestionada. Luego vino
una estrepitosa caída de su popularidad, que le cambió el signo a todas las
cifras favorables del anterior mandatario. Cuando ya algunos ilusos hasta
pensaban en pedirle la renuncia, basados en la derrota que en las elecciones
municipales dibujaban todas las encuestas, el ejecutivo vuelve a sacar la carta
del populismo con una irresponsabilidad o un arrojo suicida del tamaño de su
desesperación electoral, copiando la política fascista de sustituir
reivindicaciones populares por venganzas genéricas con acusaciones horrendas,
sin prueba alguna.
Yo aspiraba a que la gente viera el ardid y lo rechazase,
que este terrible semestre de desastres económicos nos hubiera curado de
espantos. Para mi sorpresa, la incitación a saqueos de tiendas, que tanto
provecho le sacaron los nazis, los comunistas cubanos, los peronistas y las
huestes de Mugabe, poniendo como malvados a los "especuladores
inescrupulosos", ha servido para esconder el fracaso del gobierno. Muchos
le endilgan a los comerciantes la poca capacidad de compra de sus salarios,
dejando incólume al responsable de la más pichirre política salarial de nuestra
historia reciente. El desastre ocasionado por un control de cambios que ampara
y promueve la corrupción en todos niveles, desaparece ante la epifanía de este
vengador de pacotillas, que reduce su liderazgo a una lista de improperios
cobardes amparado en un poder prestado para lanzarlos, amenazando con militares
obsecuentes.
Cierto que las elecciones se ganan con votos, que la
gente tiene necesidades que satisfacer y
que el comercio requiere de contrapesos, como toda actividad humana; pero, ya
es hora de debatir acerca de la eficacia del populismo con la crudeza del caso.
Repiten esa táctica en todas las campañas, debemos tener una respuesta clara.
Capriles les mostró su hipocresía con cifras y Roig, al pedirles la lista de
beneficiados de CADIVI, los desenmascaró; pero no basta. Recuperaron espacio
electoral porque tocaron una fibra sensible, no importa que los beneficiados
sean los traficantes de remesas y quienes puedan comprar aparatos para
revenderlos en enero a los precios crueles que impone la escasez.
Ojalá el electorado compre sus corotos sin cambiar de
opinión electoral porque las miserias de este año son pocas para lo que viene,
incluido un cercenamiento severo de los derechos civiles de un gobierno capaz
de incitar saqueos para mantenerse. Es urgente derrotar
la eficacia electoral del populismo.
@rricardorios1
Publicado en el Diario Tal Cual en Noviembre de 2013
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