viernes, 12 de septiembre de 2014

Los nuevos retos


La vaguada de tinta y  bits usados para estudiar las municipales sigue. Maduro dio una ronda extra de mítines  para, inútil por falso, demostrar que las ganó. Mezcla embustes, como el del cambio del alcalde de SanSebastián, con designaciones de protectores para tapar su fracaso como designador de candidatos malos: todos los que impuso perdieron. Los sectores democráticos levantamos una otra muralla contra la imposición totalitaria con los éxitos obtenidos. En la frase, aliñada con sonrisa pícara:"a mi no me molestan estos resultados"  hay un resumen excelente de lo nuestro el 8D, con consecuencias de largo aliento para impedir que la dictadura se termine de imponer. Maduro  busca reducir el debate a quién ganó, promoviendo divisiones en nuestras filas con la designación de culpables de una derrota que no ocurrió. Si los equipos electorales de Diosdado no se montan sobre la campaña más corrupta de la historia, digna de él, sus resultados hubieran sido peores. Él lanzó esa intervención, atroz por vulgar, esa noche recordando que ni Daka ni nadie hicieron tanto por ganar como sus huestes. Lo que debió ser un respaldo al liderazgo de Maduro se convirtió en un escollo, obligándolo  a abusar de cadenas nacionales para convencernos de que es  presidente con piso propio, ratificando de paso que todavía no lo es. Tiene que tomar medidas duras para frenar este desastre económico; pero, sin liderazgo en su partido y con Diosdado de saboteador mayor, no va a lograrlo. La estabilidad del país requiere de consensos y Maduro no tiene fuerza para crearlos.
En la oposición se asoman  afanes de renovación de liderazgos.  Hay en algunos la necesidad de ponerle título de derrotado a alguien, preferiblemente a Capriles y a Aveledo, lo cual habla de que nuestras posibilidades de tener un presidente no se han disminuido y que la MUD sigue siendo el mecanismo para lograrlo. La estrategia plebiscitaria apuntaló los esfuerzos de Ledezma y de Evelin, pero ratificó una polarización que suma al campo contrario. Hay que ganar votos en el chavismo para terminar de ganar y eso no se logró. La oposición social es más grande que la política y esa brecha debe cerrarse.

Es necesario un deslinde con  segmentos antidemocráticos, falsamente radicales, tan útiles al chavismo. Los golpistas y yo no tenemos proyecto común, la verborrea radical debe ser puesta en su lugar, fuera de la MUD, si es que ya no lo está. Ganamos una buena cantidad de alcaldías y concejalías, hay que crear una red edilicia para entrarle al tema comunal más en convivencia que en competencia, mostrando para qué queríamos ganar, ponerle músculo y nervios teóricos al progresismo y propiciar la protesta social. Que los aspirantes a líderes muestren su prosapia en la acción y en la organización. Son años para que los políticos avancemos en lo que la política exige: la toma del poder. El diálogo nacional es ineludible, Maduro lo sabe y por eso lo mina de insultos y de condiciones humillantes. Toreando las necedades, a esa mesa hay que llegar con fuerza, unidos y con propuestas. No se vayan, que esto se puso bueno. Feliz navidad.

@rricardorios1
 

Publicado en el Diario Tal Cual en Diciembre de 2013

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