La artera emboscada perpetrada por el oficialismo en la AN puso en salmuera
la política de diálogo adelantada por Capriles en su condición de vocero nacional. No porque se
hubiesen dado unas “trompadas estatutarias” un par de diputados ofuscados, sino
porque fue una acción planificada desde la propia dirección de la AN, con el
fin de disolverla o de sacar a los diputados de la bancada electoralmente mayoritaria,
para que la elección de los miembros del CNE y del TSJ se hiciese sin la
presencia de nuestra gente en el parlamento. Como en todo crimen, este cobro
injusto y violento de su sumisión al testamento apunta hacia el supuesto
beneficiario y foco de toda maldad: Diosdado Cabello. Asistimos a un acto de
trapacería palaciega que mucho dice de los montos ocultos que hay en esta sorda
disputa por el poder que paraliza al gobierno, al extremo de que la DN del PSUV
no ha podido reunirse sino una vez después del 14 de abril, desdando el frágil
entramado que el liderazgo anterior ejerció para mantener a raya a los
alacranes del saco denunciado por el general Müller Rojas.
Maduro no genera respeto entre sus pares, basta ver el relajo y la chanza
de los asistentes al escenario de su más
reciente intento de retoma de la gobernación de Miranda. Un personaje sin
control de lo que dice, con apuntadores robándole cámara y una dirigente repitiendo lo que Capriles afirmaba en la
rueda de prensa interrumpida por la cadena, para la humillación total de
nuestro cada vez menos respetado Ernesto Villegas. Si sumamos la crítica
situación económica que el ministro Merentes presentó esa misma tarde, vemos
que estamos frente a un ejecutivo sin conductor que, como dijo una chica Beta
en la cadena de marras, tiene un chofer que no sabe manejar el autobús.
Sin liderazgo interno, sin política alguna frente a la crisis económica y
política, con un creciente aislamiento internacional alimentado por el autogol
de pretender tapar la emboscada
sangrienta en la AN; a muchos les ha dado por decir que no pasa de
octubre, que el país no lo aguanta, etc. Aquí hay que pararse un rato, y dejar
las tripas para sus funciones naturales y el cerebro para las suyas. Maduro, en su debilidad, se alió a Diosdado,
ambos son violentos y petrenden imponer una agenda violenta, no olvidemos la
cultura política de sus jefes cubanos. Los mecanismos para una eventual salida
de Maduro de Miraflores los puso Capriles en el TSJ, no hay atajos delirantes.
Para enfrentar los efectos de la crisis económica en el bolsillo de los venezolanos,
usemos los mecanismos de lucha
democrática que la constitución contempla. Para superar la crisis se impone un diálogo
nacional, los que aman la muerte (de otros) que se queden en su isla. Los
derechos civiles y el desarrollo económico son los bordes del debate, de igual
e indiscutible importancia. A todos nos conviene la paz, hay más de medio país
ganado para ella. Ojalá la sensatez triunfe sobre la ambición en los predios de
Mirafores.
@rricardorios1
No hay comentarios:
Publicar un comentario