viernes, 26 de septiembre de 2014

¡A mí me aumentan 100% mínimo!

En reciente asamblea de profesores de la UCV, el economista José Guerra proclamaba que era imposible que un profesor universitario pudiese llegar a fin de mes con el salario actual, visto que la inflación acumulada interanual  superaría la barrera del 80%. Dado que este destacado académico es responsable y moderado en sus predicciones, a mí se me prendieron todas las alarmas en las  cuentas de ahorro y los cestaticktes.


 A la media hora salieron los nuevos precios de muchos alimentos, con incrementos superiores a 130% y pasé al nivel naranja de alerta de tsunami en pelazón que creamos en el  período previo de discusión de reivindicaciones para los profesores universitarios que motivaron un largo paro de actividades académicas.

El miserable 30% de aumento del salario mínimo que decretó Maduro nos habla de los bordes que no piensa superar en las contrataciones colectivas que están en discusión con el estado, dentro de las cuales estará la segunda contratación colectiva con el sector universitario. Aquí pasamos de alerta de tsunami a ponernos de zafarrancho de combate, porque el fracaso de las mesas de negociación del Ministerio de Educación Universitaria con la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios FAPUV no hacen sino anunciar que las cosas por las que fuimos al paro gozan de buena salud.

La lucha por el reconocimiento de las Normas de Homologación como herramienta de compensación salarial tiene más vigencia que nunca, pero no debe convertirse en un freno a nuestros legítimos derechos. Incluso si fuésemos un país de esos donde los presidentes honran los compromisos (¡existen!),  calcular el aumento salarial como el promedio de la inflación de los últimos años nos dejaría muy rezagados, pelando pues, porque, como bien dijo Guerra lo malo está comenzando. Peor aún, Merentes anunció que era pasajero.

El odio del gobierno nacional hacia las universidades que no controla no amaina, por el contrario se incrementa. La potestad constitucional de que el Consejo Universitario de LUZ organice sus clases atendiendo a las circunstancias propias de esa universidad, fue conculcado por el mismo TSJ que prohibió de facto las protestas ciudadanas, más allá de la majadería leguleya de la resolución que le dio respuesta al libelo filicida que Herman Escarrá introdujo, amparado por la mampara antidemocrática del alcalde de Guacara.

Van a usar todos los mecanismos del poder, incluida su maquinaria mediática, para desconocer a nuestras organizaciones gremiales naturales. Ya los sindicatos de bolsillo están preparando su nueva felonía, nos dirán que somos indolentes egoístas porque queremos aumentos superiores a los que "la clase obrera consciente" aprobó. Vendrán sentencias escabrosas contra nuestra lucha. Sin sorpresas, para los tiranos la libertad es siempre ilegal, creen que denigrando intimidan, que reprimiendo frenan. No entienden el leguaje de los tiempos que corren, se los digo clarito: a mí me suben 100%.


@rricardorios1

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