Ser profesor es algo
apasionante, intenso, vital; al menos así lo he vivido yo. Es pasar por las
cuatro estaciones cada año con inviernos, primaveras, veranos, y otoños; agrego
días de lluvia y de sequía, para que ver si me ahorro un apátrida por esta vez.
Los dos nombres que uso para el título son de dos alumnos de los muchos que he
tenido en este montón de años dedicado a esto, ambos muy queridos por mi.
Revisando sus biografías, me paseo por un jardín de emociones de todo tipo,
como con esta nueva y eterna lucha univesitaria, llena de justezas por todos
lados.
El Trosco, joven
sabio de El Cementerio, culto como pocos, fue mi primer tesista de pregrado.
Nuestra relación intelectual, y de amistad, fue un liquen: ambos aprendimos
mucho. Mi novatería lo puso a hacer una tesis muy difícil para el nivel
requerido y lo hizo bien. Muchacho de sonrisa infantil y trato gentil, de dulce
hablar y muy riguroso debatir, estuvo
conmigo en el MAS y fue delegado al CU de la UCV. Se fue por la vida y hoy lo
veo al frente de la OPSU tratando con desprecio y pedantaría a los
representantes gremiales de la FAPUV. De flores y frutos a caídas de hojas y
frío invierno, confieso mi tristeza por lo que el poder le hace a la gente
buena.
Mairene, nombre
seleccionado entre muchos semejantes por razones de cariño, es una muchacha del
23 de Enero con una brillante carrera en Matemáticas que la llevó a tener dos
maestrías y un doctorado en el área, con varios idiomas en el camino. No
siempre fueron reconocidos sus méritos en la UCV y libramos un par de peleas
para apoyarla. No me equivoqué, hoy dirige el grupo de investigación en
Probabiliadades de la Facultad de Ciencias y hace interesantes investigaciones
en grandes flujos de llamadas telefónicas. A Mairene se le ocurrió llevarse sus
libros, revistas, alumnos, colegas y esperanzas
a la Plaza del Rectorado de la UCV y acostarse en el piso porque allí
estaban sus condiciones de trabajo. Ayer la vi junto con Cristinita, Suma Cum Laude
en Matemáticas, bajarse de un autobús frente a la embajada china, peleando
porque sus esfuerzos son vitupereados y desconocidos por los gobernantes,
aparte de mal remunerados.
El Trosco, salvo la
masiva atracción que la cabellera de Mairene genera, no la recuerda. Mairene
nunca lo vio, sin embargo ambos son protagonistas de lo que está marcando la
pauta hoy: el conflicto universitario, que va mucho más allá de la pelea por
subir los salario y las becas. La imbecilidad de los dogmáticos los ha llevado
a decir que Mairene es una oligarca elitista Yo me niego a creer que el Trosco
sea ese ser hostil que aparece en las pantallas. Si sacamos el totalitarismo
del debate, en particular si callamos a Maduro,
estoy seguro que podemos lograr acuerdos importantes. Por lo pronto, ni sueñen que verán doblegadas
a las universidades, como dijo el aguerrido presidente de la APUCV Víctor
Márquez. Por más que los violentos maltraten a las niñas de Ciencias Políticas,
Mairene le ganará al Trosco como Vargas a Carujo. U U UCV.
@rricardorios1
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