Luego de la derrota política
sufrida por Maduro a raíz de la proclamación express de 4/5 partes del CNE, el proclamado ha
dejado una traza zigzagueante en su andar como conductor del ejecutivo. Pasa de lo ridículo a lo más ridículo con la
arbitrariedad de una marcha aleatoria: se sabe que va a dar a un paso, pero
nadie puede predecir si positivo o negativo.
El nuevo inquilino de Miraflores,
sutil o descaradamente, le atribuye todas sus desgracias al gobierno anterior,
creándonos la misma perplejidad que nos
producía ver a la gente de CAP II haciéndoselo Lusinchi, sin que la referencia tenga la
secreta intención de que se le avecina su 4 de febrero, que esa cosas pasan
cuando pasan y no cuando uno las invoca.
Este andar destrozó en dos
semanas toda la popularidad heredada y cayó más bajo que nunca en las
encuestas. Como todo buen heredero,
dilapidó lo heredado y fueron los dolientes quienes salieron a remendarle el
capote, convirtiéndolo en un mendigo de reconocimientos nacionales e
internacionales, quedando su prestancia
presidencial muy disminuida. Pero los rusos también juegan, en este caso los
cubanos que le impusieron un giro mediático a la gestión, con las dimensiones
de un parcho para carpas de circo: si el país es un polvorín de mecha corta y cerillos próximos,
salga a la calle no para evitar que estalle, sino para que no ocurra con usted
adentro.
Maduro ha logrado frenar la
picada en barrena de su imagen, tanto aquí como en el exterior y eso hay que
verlo con atención. No han desaparecido las principales debilidades de su
gobierno: crisis económica de un modelo
que fracasó, división del PSUV,
ingobernabilidad generalizada,
corrupción galopante y desastrosos servicios públicos mezclándose en
pútrida argamasa; pero ha comenzado a darle respuesta a lo que a los cubanos
más le preocupa: su estabilidad en el poder.
La pugna interna es a muerte, a la humillación en el Campo de Carabobo
le siguió una campaña contra los corruptos amigos de Diosdado, que será
encubierta con un par de casos de la oposición. Le respondieron con lo de su origen
colombiano, lamentablemente usado por
gente democrática como una campaña tentadora de descrédito, sin pasearse por el
hecho de que contamos con más de un millón de neogranadinos que votan o
influyen en el voto, muchos de ellos explotados por los traficantes de
encomiendas, en clara conchupancia con los ladrones de CADIVI, que cada día les
inventan nuevas barreras para chantajearlos. Mejor es exigir un acuerdo de
bancarización general con Colombia para protegerlos, que montarse en un tren
chauvinista como comparsa de Diosdado.
La salida de este desastre solo
es democrática, Capriles dirigiendo la unidad hacia las municipales ha llenado
muy bien un vacío de liderazgo. Maduro
sube contra las tercas condiciones objetivas con escándalos y sin
política, como una espuma aguada. Atender estos aguajes tiene importancia
estratégica, Maduro está en la calle, como queda uno cuando lo maletean.
@rricardorios1
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