Traición:
Falta que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar o
tener.
DRAE
En medio de los rigores de la desinformación oficial
planificada, una palabra apareció en la palestra: Traición. Un comodín
peligroso usado en política para señalar a quien se sale del redil de la
obediencia debida.
En la definición del DRAE, el verbo
deber, más que aclarar, obscurece porque se sabe quién establece la lista de
acciones catalogables de traición. Concepto resbaladizo respecto al campo de aplicaciones,
es muy útil a la hora de salir de “amigos incómodos”. Héroes de toda laya han pasado por el amargo
trago de cargar ese remoquete o, muy doloroso también, tener que soportar por
años una acusación atroz para no “cometer traición”.
La lista de traidores famosos es muy
difícil de englobarla bajo una característica común; reunir a Judas con
Trostky, a Páez con Diosdado o a Brutus con Jaua bajo un mismo techo requiere
de una musculosa elucubración, no exenta de mucha mala fe. El traidor es un ser despreciable, todos los
que han sufrido una traición saben de lo corrosiva que es y las ganas de
vengarse que genera.
Para un traidor el castigo siempre es
incompleto, se tolera todo el peso de lo
legal y la liviandad de lo ilegal: es una vía expedita para salir de
competidores por cualquier vía. Mas, ¿quién define cuál es la fidelidad que se
debe tener? En el caso de las relaciones personales, muchos más pantanoso,
queda a gusto del usuario. En cuanto a la fidelidad al poderoso, la cosa es más
difícil. Si un déspota le cierra toda posibilidad de ascenso al poder a sus
seguidores, ¿es traición capear la férrea bota? La historia del cristianismo
está cruzada de cismas en los cuales cada bando habla de la traición del otro y
la del comunismo más, con toda una legión de muertos en el camino.
Los mecanismos democráticos para el
cambio de líder, permitieron civilizar la cosa y ahora el esfuerzo va hacia la
concentración de mayoría alrededor de las propuestas del aspirante. Seguir
clasificando a alguien de traidor porque está usando los reales y el partido
para lograr una nueva mayoría, es una reminiscencia totalitaria que anuncia el
ejercicio amplio de la intolerancia para aplastar las legítimas aspiraciones de
los militantes. No es una discusión trivial la que plantea Adán, es más bien
una purga lo que anuncia. Por lo pronto, el Páez redivivo hace mítines por
todas partes, por si acaso la noticia de la gravedad del cáncer o de la purga
son ciertas.
@rricardorios1
Publicado en el Diario Tal Cual en febrero de 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario