Abril: No más odios
Mañana es 11 de abril, día de compleja
recordación que el oficialismo va convertir, en su vorágine electorera, en un día
apto para exacerbar los odios entre los venezolanos; de allí la importancia de
insistir en que con Henrique Capriles Radonsky se promueve la reconciliación entre la familia
venezolana. Los hechos de abril 2002 demostraron, reductio
ad absurdum, lo nocivo que es para
la salud de un país querer dirigirlo
entre dicotomías deliberadamente exageradas. En esas jornadas se cavó la fosa
de la polarización como herramienta política progresista, útil al cambio. Hoy
levantan, desde el gobierno, la bandera del odio quienes pretenden ocultar con un futuro
brumoso de promesas 14 años de fracasos,
corrupción, abusos de poder, siembras de diferencias promovidas como
irreversibles y violaciones sistemáticas a la Constitución ; quienes
gobiernan pensando en el exterminio del otro, salvo cuando eso se vuelve un
problema electoral, se visten de azul y hablan de amor; como el marido agresor
que promete que la última golpiza será la última, siendo siempre la penúltima.
Su principal propuesta electoral: el Polo Patriótico, no cuaja porque los
venezolanos apostamos mayoritariamente hacia la paz y la superación negociada
de los conflictos. No queremos polos. Sobre esto han insistido hasta el
hartazgo pensadores tan disímiles como Arnaldo Esté o Werner Corrales. Estos días de abril son buenos para pensar que en la superación
de los odios, en la reafirmación de la vía democrática defendida por Capriles,
hay mucho más futuro que en la negación absurda del contrario. En su más
reciente visita a Venezuela, Hugo Chávez nos acusó de ser gente de bajas pasiones y
bajos instintos, esto motivó un diálogo
con mi hijo para aclararle que cuando yo le digo que lo vivo es ser honesto y
respetar las instituciones, no dejo de lado que un presidente sea un mentiroso
manipulador capar de promover el exterminio de sus oponentes. Le dije que la
promoción de retaliaciones es una estratagema electoral de alguien a quien el
poder se le escurre entre las manos, a un vivo que no supo ser honesto.
De mañana al 13 van a remover todo tipo de
cenizas para ocultar que con 400 soldados muy bien armados en Miraflores, él se
entregó para “no inmolarse como Allende”. Van a convertir la actitud
reconciliadora de HCR en la
Embajada de Cuba, reconocida en su oportunidad por el propio
embajador, en una acción vandálica. Van a decir que los venezolanos debemos
matarnos para que él siga gobernando con unos que se enriquecieron, mientras el
resto, la gran mayoría del país, hace su cola para ver si le toca su porción.
Con el progreso como herramienta de cambio, avancemos hacia una Venezuela
reconciliada, diversa y creativa, emprendedora y justa, inclusiva sin
exclusiones como la soñamos todos. Pactemos
para que la pobreza deje de ser tan cara al país y tan útil a los
demagogos. Oremos por los muertos de abril, saquemos a los presos políticos y
miremos hacia delante, por encima de las tumbas. Hay un camino.
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