Sin la palanca que teníamos para comunicarnos con
los trazadores de nuestros destinos, es decir, lamentando la muerte de Michelle
Ascencio, nos toca afrontar esto desde nuestra limitada esencia vital.
La
agudización de la crisis ha convertido a la Oposición en un árbol lógico: en
cada nodo hay dos decisiones que tomar, parecemos a Wilfrido: ¿Seguimos?
¿Paramos? ¡Ron pa’ to’el mundo! Nadie tiene claro si la guarimba es un
error o un acierto total o parcial. Como
suele decir Pompeyo: “de toda lucha quedan victorias, lo malo es cuando son
menos que las derrotas”.
Creo
en la ruta electoral como el camino para enrumbar a Venezuela hacia derroteros
más promisorios, a pesar de su poca motivación épica, pero confiado en lo duradero de sus resultados dada su lenta
cocción. Esa es la línea mayoritaria en la MUD, el mejor esfuerzo unitario de
los últimos tiempos, mejor en términos electorales. Declarado el principio, avancemos hacia el
final.
A
nuestros resultados, nada malos por cierto, siempre les falta “un poquitico”
para lograr la victoria. Estoy convencido de que como estamos organizados ahora
y con la política social engatillada, estamos impedidos de lograr la meta. No
tenemos plata, ni estructura
organizativa para abordar victoriosamente el venidero proceso parlamentario. Basta recordar que no hemos podido cubrir el
padrón electoral completo, los testigos son nuestra principal falla. No es para
flagelarnos, nuestros equipos técnicos bastante han hecho para derrotar el
fraude electrónico, no así nuestros responsables del aparato electoral.
Maduro
ha resentido la protesta al extremo de pedir cacao en NY Times, a la vez que desconoce la voz de
las elecciones y arrecia la represión militarizando ciudades. Sus paramilitares
comienzan a sentir las reacciones a sus acciones, Newton dixit. No está
derrotado, pero ya no es todopoderoso. Se habla de gobierno de transición.
Parece
absurdo que con tanta virulencia en las calles y las encuestas hechas en ciudades diciendo que
nuestro electorado no ha cambiado y apoya las protestas, salga uno a hablar de
las elecciones parlamentarias; pero, ese
es el punto de quiebre del árbol lógico: convencidos de que nuestra mitad no
basta para ganar, los de la Salida buscaron a los abstencionistas para completarla.
Otros decimos que las guarimbas impiden la comunicación con el pueblo chavista,
sector imprescindible para ganar, molesto por el fracaso sistémico del Plan de
la Patria, que resultó ser un plan de atraco a las arcas nacionales. En el
medio, aventureros de medio pelo, agentes extranjeros y narcos apuestan a
golpes para tomar el presupuesto, que no el cielo, por asalto.
Tantas
dicotomías reclaman un debate frontal. Los sectores democráticos debemos
mostrar el músculo que nos reclama el país, salir del silencio como dice hasta
el episcopado. Mostrar qué es lo que las guarimbas impiden. Y debemos hacerlo pronto, antes de que la MUD
deba meterse a guarimbera para lograr auditorio.
@rricardorios1
Publicado en el Diario Tal Cual en
marzo de 2014
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