martes, 2 de diciembre de 2014

Dólar, petróleo e inflación: la trilogía de mal.


Esta última quincena parece una novela de Stephen King, cuando las cosas empeoran es cuando empieza lo malo del cuento.

Maduro anunció una cayapa de leyes, vía habilitante, todas dirigidas a controlar a los empresarios y sacarle plata del bolsillo a uno. Solo una orientada a lo que motivó a solicitud de la ley habilitante: la lucha contra la corrupción.

Tuvimos un congreso de obreros que no pidió ni una sola reivindicación social, recibió regaños destemplados y vulgares, se limitó a proponer el incremento de la gasolina, sin ninguna medida compensatoria, y logró meter un delegado en la comisión anticorrupción que creó el presidente, integrada por tres generales y un líder obrero, si así hay que llamarlo.  Siguiendo con la política de hablar de todo sin parar, al día siguiente fundó la Federación de Estudiantes de Educación Media, que junto con los CLP dan la impresión de que la Bandera Roja  donde militó Diosdado se adueñó del imaginario chavista, imponiendo sus siglas más preciadas.

Mientras tanto, el país sigue su curso rumbo al despeñadero sin destino cierto que dibuja la economía. El canciller, en un arrebato inusual de realismo, dice que el petróleo a menos de $100 nos hace la vida muy difícil, se va a la OPEP y regresa con $ 4.5 por barril menos que el día que inició sus periplo diplomático. Como petrolero fue un mal político y como canciller es un pésimo petrolero. El petróleo cae, cae, cae como el papalote de Silvio Rodríguez.

Todos los economistas que han leído algo sobre Venezuela recomiendan al unísono que hay que ir hacia la unificación cambiaria, pero Marcos Torres se divierte haciendo juegos de guerra con los SICAD y el Cencoex frente a  la más alta tasa de incrementos del dólar que usa la población para resolverse.  Ese dólar rompe diariamente barreras que dibujaban situaciones insostenibles y en Finanzas no mueven un dedo para impedirlo. Si no fuese tan dañino, uno pensaría que hay gente beneficiándose de este terror cambiario. Debería llamarles la atención esa unanimidad entre los economistas, única en nuestra historia.

La cesta básica pasó los tres salarios mínimos y hay hiperinflación en los alimentos. Sin sorpresas, vuelve la escasez en rubros que ya habían estabilizado y se agudiza en otros. El guiso para las hallacas se ha vuelto un drama nacional, algo harán las muy creativas madres para mantener su fama de mejores hacedoras de hallacas.

 La respuesta gubernamental es igual: persecución a los diputados de oposición, repartos corruptos del presupuesto en proyectos sin control para un fulano poder popular, derroches estrambóticos como la importación de Barbies y Suena Caracas. Mientras tanto, Maduro hará una cadena sobre los riesgos de la obesidad en los niños venezolanos. Así es que él cree que se gobierna.

Obviar la trilogía del mal como quien vende el sofá de las infidelidades es otro paso hacia el desastre. Un gobierno de salvación nacional adquiere características urgentes.


@rricardorios1

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