sábado, 20 de septiembre de 2014

Caracas la bella


Yo soy caraqueño. Salvo algunas esporádicas acciones colectivas de varios vecinos que metían la muchachera en una las la casitas de los Caracas, todas mis vacaciones infantiles y juveniles las pasé en Caracas. Los Bloques de San Martín fueron mi juguete más grande, junto con unos tubos enormes que  luego fueron el esqueleto de las bases del distribuidor La Araña. Más allá de la parroquia San Juan, que incluía El Paraiso, quedaba el extranjero. Participé en  peligrosas incursiones a la orilla del Guaire, antes de su canalización, para cortar las veradas de caña amarga insustituibles en la elaboración de los papagayos, peligrosas porque la posibilidad de que aparecieran pandillas rivales, tan ultraterritorialistas como nosotros, era muy alta. 

Mi formación escolar la hice en la educación pública. La primaria en el Grupo Escolar Agustín Zamora Quintana, centro cultural de los Bloques, donde fui recluido desde el kinder hasta sexto grado, con la temible directora la Señorita Palacios al frente, especie de Lady Macbeth del Guarataro dada su fruición por tener limpias sus manos y todo cuanto le rodeaba. Allí conocí a Aquiles Nazoa, admirado a pesar de ser de El Guarataro, barrio enemigo. La secundaria la hice en la casona del viejo liceo Luis Razetti y en la nueva sede, hoy bastante feíta. El deporte era el elemento integrador y nuestros campeones del barrio eran algo así como los dioses del olimpo. También los jóvenes comunistas que se enfrentaban al la policía, dioses clandestinos por todos conocidos.


Antes de la misión vivienda que perpetró  CAP I, cambiando pequeños edificios y hermosas casas por  horrendas moles de cemento sin ninguna gracia ni concierto, uno se escondía en las luces del atardecer que se colaba por debajo de los puentes y  cubrían de naranja y magenta toda la avenida San Martín, De noche bajaba la neblina de El Junquito, mito urbano que se lo comió el tráfico y el gentío. Esa avenida  sigue siendo un crisol de culturas y de gentes de todas partes del mundo. Yo estudiaba geografía hablando con los vecinos, Craocia o Treblinka llegaron a mi vida de la boca de los imigrantes, así como China, España, Portugal, Italia, USA, Grecia y ese complejo conglomerado llamado los turcos. También supe de gochos, maracuchos, llaneros, orientales y de latinoamericanos y trinitarios, todos atraídos por esta maravilla de ciudad. Más allá de los daños que ocasionaba el Guaire en la Maternidad Concepción Palacios al desbordarse, pocas cosas eran tan hermosas como la policromía que se formaba al amanecer sobre los terrenos de la actual autopista, sembradíos entonces, inundados por las lluvias de octubre. Toda esa Caracas que tanto amó el loco Bermudez o Andrés Cisneros, que tuvo como presidente del Consejo Municipal al director de la Maternidad Dr. Domiguez Cisco está ahí, muchas veces oculta en montañas de basuras, crímenes, abusos y años de corrupción, desidia, sectarismo y de desprecio oficial.

Ismael me dijo que contara con él para rescatarla, recuperarla y devolvérsela a los ciudadanos. Viva Caracas la bella.

@rricardorios1

No hay comentarios: