martes, 5 de mayo de 2015

Maduro ahorca la Academia.

Los países tienen que generar y ampliar sus conocimientos formando grandes masas de buenos conocedores actualizados, la ignorancia solo trae desgracias. Esto es aceptado en cualquier tertulia parroquial, la última frase la saqué de una partida de dominó; pero, a la luz de su discurso del 1ro de mayo,  perece no haber estado en la cabeza de Nicolás Maduro cuando anunció las decisiones salariales que dejaron por debajo del salario mínimo vital (SMV), a más de la mitad de los trabajadores de la Educación Universitaria en Venezuela.

Cierto que ese discurso fue el repele de un plan radical de medidas alocadas, que no radicales,  todas desmontadas en La Habana la noche anterior, que dejó al presidente perdido en su obsecuencia insular. De la nacionalización de las empresas Polar al secuestro de sus redes de distribución, no hay más que un cálculo electoral para distribuir harina PAN donde falten votos, siempre en la búsqueda desesperada del Dakazo que le haga voltear los pésimos presagios en las encuestas. No miden las consecuencias de sus decisiones electoreras, todo vale si es para evitar que  Diosdado regrese  a la condición de desempleado.  

Las asociaciones de profesores universitarios del país, agremiadas en FAPUV, ya habían advertido en sonoras asambleas que cualquier incremento debía prever no  hundir en la ilegalidad a la Universidad,  así con mayúsculas, al poner a sus profesores por debajo del SMV, sobre todo cuando están corriendo los plazos para dar inicio al debate sobre la Contratación Única presentada unitariamente por todos los sindicatos de las universidades nacionales. Hasta los oficialistas, incluidos los esquiroles, aseguraban que Maduro no cometería ese exabrupto, pero lo sobrestimaron.

Un presidente atado a los designios estratégicos del comunismo cubano no tiene ninguna holgura táctica, tiene que consultar y redefinir  cada paso, así sea a costa de su ya muy deteriorada imagen de estadista. Pasar de un plan propio, acoplado a las variables nacionales, a un ajuste de última hora, trae como consecuencia una marcha dispersa, escueta, llena de reclamos insatisfechos, de regaños de un líder descolocado y agresivo por las agruras de una indigestión de frustraciones.

No se midieron las consecuencias, improvisaron la aprobación de un crédito adicional en plena plaza para que las alcaldías y el Seguro Social pudieran cubrir los nuevos ajustes y se les escapó la liebre de que las universidades son autónomas, que funcionan con presupuestos anuales y que no hay academia que sobreviva con hambre, con indigencia.

La paciente paciencia de los profesores universitarios se agotó, claros signos de rabia está provocando tanto desprecio. A este gobierno no le duele la Universidad, solo quiere mantener a sus corruptos robando. Los espacios de la protesta son estrechos pero la ira los está expandiendo. Ojalá rectifiquen porque, como dijimos al comienzo, la ignorancia solo trae desgracias.

@rricardorios1


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