Hay un chance de
salir bien en las parlamentarias. El salvavidas del SIMADI se rompió y no
hallan como ponerle un parcho en el BCV. Gracias al Defensor (¿?) del Pueblo,
la Cédula de Identidad en una tarjeta de racionamiento y las encaletadas colas
fueron sustituidas por el albur de encontrar lo que necesitamos el día que nos
toca comprar. Podemos, en Caracas Pedimos, reniega de Maduro con la fidelidad
de los mendigos y UNASUR restó por oportunista. Esta semana hubo un notable
incremento de muertes por inseguridad. Fracasó el encuentro del Polo
Patriótico, otro salvavidas desinflado, porque la real posibilidad de perder la
mayoría en la AN ha doblegando la prepotencia del PSUV, pero no saben ceder.
Un estudio conjunto
UCV-UCAB-USB desnudó la gravedad de la crisis y la estafa que han significado
las misiones: de la salud a la educación, los sectores más frágiles han sido
abandonados por el peor gobierno del mundo. El chavismo ahora duda de las
encuestas y basa su sobrevivencia política en
videos que desclasifican de Hugo
Chávez, buscando alargar su muerte hasta la campaña.
Hoy, más que nunca,
se les puede derrotar, pero eso alimenta dos vicios que pueden echar por el
bajante este buen momento: el sectarismo y el triunfalismo.
Todos en la MUD
saben que es imposible, por costoso e innecesario, por realismo; hacer primarias
en todos los circuitos. Nuestros partidos son hijos de la descentralización y
sus fortalezas son regionales. Si la selección en esas primarias es por mayoría
simple, gana el primer candidato por circunscripción, el segundo se quedaría
sin representación alguna, desmovilizando objetivamente esas bases. Ahorro
ejemplos.
Hay quienes creen
que lo más importante es mostrar cuánto ha crecido su parcialidad, crecimiento
también regional o local, nunca nacional. Otros, distintos a los anteriores, no
confiesan que su “postura radical” terminaría si aparecen en algún puesto
salidor, que la picaresca nunca es ajena al complejo proceso de armar planchas
electorales.
Los triunfalistas
creen que pueden entrarle a estas elecciones congelando el día en que armaron
una mayoría circunstancial y que, hagan lo que hagan, “la gente” botará contra
Maduro y, en consecuencia, por ellos, razonamiento muy cercano en sus formas al
de las salidas rápidas. Parte de las tensiones en la MUD provienen de la
imposibilidad de cambiar el peso de los que sienten que lo incrementaron y ven
en las primarias la manera de equilibrarse.
Aquí aparece el
consenso como el mecanismo mágico para balancear tan compleja ecuación. Los
partidos le dan trascendencia al hecho electoral, continuidad. El sectarismo
los hace creerse indispensables e insustituibles, dejando como única vía de
acceso al parlamento la militancia. Eso habla de inmadurez en la conducción,
así es imposible que dirigentes sociales y políticos muy activos entren en las
planchas. Todavía las elecciones se gana con votos.
Tener la oportunidad
en puertas y no aprovecharla será el último error que podremos cometer en los
próximos 10 años.
@rricardorios1
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